miércoles, 11 de septiembre de 2013

REFLEXIONES DE PAN DIARIO.

El brazo poderoso de Dios
os redimiré con brazo extendido… Éxodo 6:6 

Una amiga de mi esposa deseaba profundamente convertirse en concertista de piano, y viajar y tocar como solista o acompañante. Mientras estudiaba en la universidad para obtener su título, desarrolló una tendiste en el brazo derecho, lo cual hizo que perdiera fuerza y no pudiera cumplir con el recital obligatorio como solista. Entonces, terminó graduándose como profesora de historia y literatura de la música. Ella había aceptado a Cristo como Salvador, pero estuvo rebelada contra Él durante varios años. Más tarde, otras circunstancias difíciles hicieron que sintiera que el Señor estaba buscándola, y volvió a Él. Con el tiempo, su brazo recuperó la fuerza y pudo cumplir su sueño de viajar y tocar el piano. Declara: «Entonces, pude tocar para la gloria de Dios y no la mía. Su brazo extendido restauró mi vida espiritual y la fuerza en mi brazo para permitirme servirlo con el talento que Él me dio».
El Señor le prometió a Moisés que su brazo extendido rescataría a los israelitas de la esclavitud en Egipto (Éxodo 6:6), y cumplió su promesa a pesar de las dudas de su pueblo, a menudo rebelde (14:30-31). El brazo poderoso de Dios también se extiende hacia nosotros. Independientemente del resultado de lo que estemos atravesando, podemos confiar en que Él cumplirá su voluntad en cada uno de sus hijos. Podemos depender del brazo poderoso de Dios.
Reflexión: Con la fortaleza de Dios detrás de ti y sus brazos debajo, puedes enfrentar todo lo que esté por delante.


Elogio de la Lentitud


El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza.  2 Pedro 3:9
Si hubiera un concurso para determinar cuál es la virtud más popular, sospecho que «rápido» derrotaría a «mejor». Muchas partes del mundo parecen estar obsesionadas con la velocidad. Sin embargo, la locura de lo «rápido» nos está conduciendo rápidamente a ninguna parte.
«Ha llegado la hora de poner un freno a nuestra obsesión de hacer todo con más rapidez», dice Carl Honoré en su libro Elogio de la lentitud, que “la velocidad no es siempre la mejor política”.
Según la Biblia, tiene razón. Pedro advirtió que, en los últimos días, la gente dudaría de Dios porque parece lento («retarda») en cumplir Su promesa de regresar. No obstante, también señaló que Su aparente lentitud es algo bueno. En realidad, el Señor está demostrando Su paciencia al dar más tiempo para que la gente se arrepienta (2 Pedro 3:9), y también al ser coherente con Su carácter, que es paciente o tardo para la ira (Éxodo 34:6).
Nosotros también debemos ser lentos para enojarnos y para hablar (Santiago 1:19). Según Santiago, la «prontitud» está reservada para nuestros oídos. Se supone que debemos ser rápidos para escuchar. Piensa cuántos problemas podríamos evitarnos si aprendiéramos a escuchar (escuchar en serio, no sólo parar de hablar) antes de decir algo. En nuestro apuro por alcanzar las metas y cumplir con los plazos, acordémonos de acelerar los oídos y desacelerar el carácter, la lengua y tener paciencia.
Reflexión: Cuando estés a punto de perder la paciencia con alguien, recuerda lo paciente que ha sido Dios contigo.



Tiempos difíciles

“…En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33
Si nunca oíste sobre la ley de Murphy, probablemente la hayas experimentado: «Si algo puede salir mal, saldrá mal».
Esta máxima me recuerda el principio que Jesús compartió con sus discípulos cuando les dijo: «En el mundo tendréis aflicción» (Juan 16:33b). En otras palabras, podemos darlo por descontado… tarde o temprano enfrentaremos tiempos difíciles. En el principio, Dios no quería que la vida fuera así, pero, cuando la raza humana sucumbió por primera vez al engaño de Satanás en el huerto, todo este planeta cayó en las garras del pecado. Desde entonces, el resultado ha sido el desorden y la disfunción.
Evidentemente, los problemas en la vida existen. Es interesante observar que, cuando Jesús les advirtió a sus seguidores sobre las dificultades, en ese preciso instante también les prometió que les daría paz. Incluso les dijo: «… pero confiad, yo he vencido al mundo» (v. 33c). La palabra vencido indica un acontecimiento pasado que tiene efectos continuados. Jesucristo no solo conquistó el mundo caído por medio de su muerte y resurrección, sino que también sigue dando la victoria, independientemente del grado de dificultad que enfrentemos. Así que, aunque es inevitable que tengamos problemas en este mundo caído, la buena noticia es que podemos contar con que el Señor Jesús nos dará paz en los momentos difíciles.
Reflexión: En medio de los problemas, la paz se encuentra en Jesús.



Mira hacia arriba


El buitre
Si pones un buitre en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, esta ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto. La razón es que el buitre siempre comienza un vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros. Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo...
El murciélago
El murciélago ordinario que vuela por todos lados durante la noche es una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo.
Si se lo coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda dolorosamente, hasta que alcanza algún sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar a si mismo hacia el aire. Entonces, inmediatamente despega para volar
La abeja
La abeja al ser depositada en un recipiente abierto, permanecerá allí hasta que muera, a menos que sea sacada de allí.
 
Nunca ve la posibilidad de escapar que existe por arriba de ella, sin embargo persiste tratando de encontrar alguna forma de escape por los laterales cercanos al fondo. Seguirá buscando una salida donde no existe ninguna, hasta que completamente se destruye a sí misma.
 

Tú y yo:
En muchas formas, somos como el buitre, el murciélago y la abeja. Lidiamos con nuestros problemas y frustraciones, sin darnos cuenta que todo lo que tenemos que hacer es ver hacia arriba.
 
Esa es la respuesta, la ruta de escape y la solución a cualquier problema.
 
Solo mira hacia arriba…

La tristeza mira hacia atrás…
La preocupación mira alrededor…
La depresión mira hacia abajo…
Pero la fe… 
¡¡La fe siempre mira hacia arriba!!


CUIDADO CON TUS DESEOS




“No codiciarás”… - Éxodo 20:17
A veces me pregunto por qué Dios no enumeró los Diez Mandamientos en el orden inverso, ya que el décimo se relaciona con el primer pecado: el deseo. El pecado de Eva no fue simplemente desear una fruta, sino querer tener el conocimiento que Satanás le dijo que la haría semejante a Dios (Génesis 3:5). Su codicia la llevó a violar el primero y el décimo mandamiento que Dios posteriormente le dio a Moisés.
Si no codiciamos, eliminamos muchas de las razones por las cuales desobedecemos los otros mandamientos. Querer tener lo que no es nuestro nos induce a mentir, robar, cometer adulterio, matar y negarnos a honrar a nuestros padres. Rehusamos descansar, porque con seis días de trabajo, no podemos conseguir lo que deseamos. Usamos mal el nombre de Dios cuando lo empleamos para justificar algo que queremos hacer. Idolatramos las riquezas y las relaciones interpersonales porque no queremos colocar toda nuestra confianza en el Señor.
Me resulta difícil pensar en pecados que no incluyan alguna forma de codicia. Sin embargo, como es el último de la lista, tendemos a pensar que es el más insignificante, pero no es así. Si detenemos el pecado cuando todavía está en nuestro corazón y en nuestra mente, evitamos convertir a los demás en víctimas de nuestro actuar pecaminoso y evitamos sus graves consecuencias.
Contentamiento es comprender que Dios ya me ha dado todo lo que necesito
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